lunes, 28 de septiembre de 2009

Ama y vive

Corramos hacia donde el corazón nos lleve.

Y es que al fin y al cabo eso es lo importante. Que alguien se atreva a negarlo porque es cierto, todo lo hacemos por amor. Nos movemos según el patrón que nos marca y cada uno sigue el paso, a su manera, al ritmo de sus latidos pero lo sigue. No intentes luchar contra ello. El amor nos hace, nos da aire y luego nos lo quita, nos mata. Pero si no ¿para qué estaríamos en el mundo?
Hagamos el amor, y arriesguémonos a vivir.

sábado, 26 de septiembre de 2009

G

¿Qué es lo que te hace actuar así? ¿El miedo? ¿El miedo a que te vuelvan a hacer daño? ¿El miedo a sentirte inferior a lo que te rodea tal vez? Intenta entender esto, aunque te sorprenderá oírlo de mí: Daño te lo van a volver a hacer, ¡la vida es así, joder! Y seguramente le harás daño a muchos sin pretenderlo pero no tienes que intentar hacérselo a otros a propósito. No eres inferior a los demás, no tienes que superar a nadie. La vida no es una competición, no es un juego, no es un “yo gano, y tú pierdes” ¿No lo entiendes? Es TU vida, y en ella, lo único importante eres TÚ y la gente a la que quieres.

martes, 22 de septiembre de 2009

Amalia, uno.

Hacía frío, mucho frío y Amalia estaba cansada.
Aquella habitación era demasiado agobiante y de unas dimensiones que le producían claustrofobia. Le resultaba totalmente ajena y sobre todo lúgubre. Prácticamente vacía, triste. Una pequeña cama, de colchón duro y de muy dudosa calidad, y una mesita de noche a su lado izquierdo, que debía servir como estudio, con un pequeño cajón a modo de armario improvisado.
Las paredes, de un amarillento que en mejores épocas tal vez se hubiera parecido al blanco, estaban, en estos momentos, cubiertas de manchas de humedad. El único adorno era una cruz colgada encima de la mesita y, lo que más desagradaba a Amalia… el único lugar por el que parecía poder entrar el aire o como mucho la luz del sol, era un pequeño agujero en la esquina derecha de la habitación.
Lo primero y único que pensó Amalia, al entrar en la que posiblemente sería a partir de ahora su nuevo hogar, fue que era un lugar verdaderamente deprimente.
En su cabeza solo aparecían retazos de recuerdos.. ahora volvía a estar en aquella casita de verano a la que iba todos los años con sus padres. Podía sentir a su alrededor la brisa del mar recorriendo su nuca.. y el intenso y conocido olor a sal y vida inundando su nariz. Y de nuevo escuchaba la risa de su hermanita, que venía corriendo de la playa.
Su hermana.. la pequeña Carla.. el alma sonriente de la familia, ese brillo de sus ojos que nunca se apagaba.. correteando todo el día alrededor de ella. Otra vez el juego del pilla pilla.. la sonrisa de felicidad de su madre que las observaba tumbada en la hamaca mientras su padre leía su libro preferido en voz alta.. todo parecía tan perfecto.. tan real.. tan absurda la idea de que nada malo pudiera pasar..
pero la oscuridad volvía a torturar la mente de Amalia.. gritos resonando en sus oídos.. un coche precipitándose al vacío.. el pequeño ford de su padre hundiéndose en el agua y todo negro otra vez. El coche desaparece, a la superficie solo salen burbujas y de repente.. Carla.. allí está Carla flotando en el agua.. su cuerpecito emergiendo del fondo.. sin vida. Oscuridad. El vacío. Nada.

Vida

La muy estúpida pensaba que era un juego. Pero se equivocaba, no era un juego, es la vida real. Una vida que se basa en enamorarnos, odiarnos, hacer daño, dejar que nos lo hagan, autocompadecernos, compadecernos de los demás. Pero ella aún no lo había entendido.
Nadie dijo que él no estuviera enamorado de ella en un principio. El hecho de que poco después me conociera a mí y se olvidara de su existencia, es otra cosa.

Y no se equivoquen, no es maldad, crueldad o ganas de joder a esa estúpida que apenas conocía, ... es amor.