¿Recuerdas cuando se te
caía el mundo y yo estaba a tu lado? Era yo quien iba a donde sea que
estuvieras a abrazarte hasta que te tranquilizaras. Te acariciaba la espalda en
silencio, o te hablaba durante horas si era necesario.
Ahora veo como la vida se
te cae encima con toda su fuerza y ni siquiera puedo consolarte.
Si intentara ayudarte,
probablemente te hundiría más.
Si intentara darte un
abrazo, probablemente me escupirías a la cara.
Le explicaré a la gente
que te quiere qué tiene que hacer, hasta donde tiene que ir y qué tiene que
decirte para ayudarte. Obligaré a quien haga falta a que vaya hasta ahí a darte
los abrazos que necesites.
Y algún día, si vuelves a
tener ganas de tenerme cerca, yo estaré ahí.
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