lunes, 26 de octubre de 2009

¿Odio?

- ¿Qué esperas, una recompensa? -se burló con una sonrisa de sorna.
Ella permaneció impasible y muda.
- Deja de mirarme así, sabes que yo no doy las gracias.
Ella sacudió la cabeza lentamente con una mirada entre pícara y escéptica.
- Nadie hace nada de corazón, todos buscan algo a cambio, buitres -el tono ácido de su voz se acentuaba a medida que hablaba-. Por eso me alejo de la gente. Odio, la mejor palabra que define mi vida y mi relación con el mundo es el Odio.
Sentada en aquel banco de piedra y con las mano juntas sobre las rodillas, ella escuchaba, sin desviar nunca los ojos de los suyos.
- ¡Ni te lo voy a agradecer ni me importa lo que has hecho! ¿Lo entiendes? ¿No dices nada? No vamos a ser amiguitos de la muerte ni nada que se le parezca, ¡Me das tanto asco como el resto! -el volumen de sus palabras aumentaba y su exasperación con ella. Despertaba el miedo de todos los que le rodeaban y él lo sabía. -Lo único que me importa es poner distancia entre los seres humanos y yo. Sois todos unos buitres.
Después de su discurso se le habían acabado las ganas o el argumento para seguir hablando y ahora fijaba su vista en el suelo, sujetándose a la piedra con fuerza y dejando los nudillos blancos en el intento.
- Mentiroso -lo recriminó cariñosamente una voz melodiosa que por fin se había decidido a salir- No odias al mundo, niño tonto, tú echas de menos un mundo que no te odie.
Mientras hablaba la mano pequeña y blanca de la dueña de esa voz se había posado sobre los nudillos blancos de aquel ingrato lleno de odio, que se había quedado con la boca abierta y los ojos dilatados, no se sabe si de sorpresa por las palabras de aquella niña o por los ovarios que había tenido para pronunciarlas.

2 comentarios:

  1. vaya texto!!!!!! acabas de despertar esa lluvia de imagenes y de palabras sueltas en mi cabeza...

    me gusta!

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  2. este texto hace sonreir cuando se llega al final :)

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