domingo, 30 de agosto de 2009

F

Después de una noche de locuras, su espalda descansaba sobre una pared fría. Un fuerte olor a degradación y decadencia le inundaba la nariz. Se bajó el vestido como pudo y observó, al fondo, una figura oscura y borrosa que se acercaba a paso rápido.
-Esta noche me ha costado seguirte la pista.
Se inclinaba sobre ella y le sujetaba el rostro comprobando su consciencia. Movió la cabeza negativamente. Lucía gimió, dolorida, cuando el hombre le pasó un brazo por los hombros y la alzaba en el aire, pasándole el otro por las piernas. Comenzaron a caminar, mientras ella luchaba por mantener sujeta la cabeza.
Su último, aunque vago recuerdo fue un beso, suave, en la frente. Y siguiéndolo, aquella voz.
-Hasta mañana, amor.
Al día siguiente, ya cerca de la hora de la merienda, un fuerte de dolor de cabeza y una sed asfixiante la despertaron. Tambaleándose, fue a buscar algo para el estómago. De camino al sofá del salón, pasó por su cuarto y sin ni siquiera leerla, arrugó la nota que había posada en la mesilla, tirándola junto a unas cuantas que amenazaban con desbordar la papelera. De todas ellas, solo había leído las tres primeras.
"Déjalo ya, alguna noche me cansaré de ir a rescatarte"
Con la cabeza a punto de estallar, se estiró para ver la tele y descansar. En dos horas tendría que empezar a prepararse, la esperaba la borrachera prometida.

1 comentario:

  1. Esperaré la proxima entrada, esperando que sea ficcion!! Me gusta mucho como va la historia, un poco melancólica pero muy buena!

    ResponderEliminar

Hablen, opinen y cuéntenme(: